viernes, 20 de julio de 2007

Intervención

Resulta que nuestro competentísimo gobierno a prohibido manipular el GPS durante la conducción con una multa que se prevé que sea equivalente a la de hablar con un teléfono móvil. No estoy menospreciando la importante distracción que supone la manipulación de cualquier aparato al volante pero ¿no estamos llegando un pelín/demasiado lejos? No voy a ser tan... brillante como el señor Aznar de decir que si quiero conducir bebido estoy en mi derecho, pero de ahí a que te prohíban comer un cruasán al volante hay un largo camino. El Estado se está metiendo tanto donde no le llaman que da miedo hasta dónde podemos llegar. Incluso se están empezando a multar a ciclistas por faltas hasta la fecha sólo atribuidas a los conductores de vehículos a motor. Desarrollan una política para fomentar el uso de la bici y a la vez prohíben que éstas circulen por la acera, sin casco, con auriculares, hablando por el móvil o comiendo un cruasán. Para que te prohíban todo eso, te multen y encima te descuenten puntos del permiso de conducir yo diría que están fomentando el uso del ciclomotor y, en consecuencia, están garantizando un número extremadamente alto de futuros donantes de órganos (para quien no lo haya entendido: futuros fiambres). Una cosa es la idea de seguridad y otra muy diferente (aunque en la misma senda)es la intolerancia a la inseguridad. Vivimos en una sociedad tan extremadamente acomodada que no toleramos hechos que, nos pongamos como nos pongamos, son inevitables. Cuando se toman "medidas" de este estilo me recuerdan a un multimillonario al que se le viene el mundo abajo porque su limpia-piscinas a faltado hoy al trabajo. Deberíamos alegrarnos de vivir en una época que (relativamente) es tan sencilla. Lo tenemos todo a nuestro alcance, pero no nos basta con eso y queremos más, queremos una tasa cero de mortalidad en carreteras, queremos que el gobierno haga algo para erradicar la gripe, queremos cumplir el tratado de Kyoto sin tener que renunciar al automóvil que no necesitamos, queremos que el Ave llegue hasta el centro de la ciudad, queremos que nuestro equipo de fútbol gane la liga y que las putas de nuestro barrio estén libres de enfermedades. Y una vez tengamos todo eso querremos más. Y como querremos más el Estado nos lo intentará dar (o nos lo hará creer) a su manera, poniendo un barrote más en la celda en la que se está convirtiendo esta sociedad. No quiero menospreciar a las víctimas al volante ¿pero realmente mediante multas y sanciones y inhabilitaciones conseguiremos algo? ¿No sería mas lógico invertir en esa educación vial tan escasa y tan cara?

Sé que no me estoy explicando, porque en el fondo no quiero hablar de coches estampados a ciento treinta quilómetros por hora, ni quiero hablar de ese padre que mató a toda su familia en un accidente, ni quiero hablar de ese chico que perdió las piernas por conducir sin tener el permiso de conducir. Quiero hablar del interventismo, quiero hablar de que el Estado se mete en nuestras vidas para controlarlas, quizá por intereses de perpetuación del propio sistema de gobierno (lo que hasta hace poco se podía explicar con el concepto "gran hermano" sin tener nada que ver con el programa de televisión) o quizá porque creen que necesitamos ser vigilados por nuestro propio bien (el único ejemplo que se me ocurre es el de la película "Yo robot"). Acabaremos viviendo en un mundo en el que la videovigilancia infestará las calles como una enfermedad de la que no se puede huir, el Estado tendrá control completo de nuestras vidas, los programas de televisión que vemos, los medicamentos que tomamos, nuestras preferencias sexuales, etc... Una vida prefabricada que no admite "anomalías". La globalización nos convertirá a todos en clones. Una sociedad estandarizada y trabajadora que vive con tantas comodidades (y por lo tanto con tanto miedo a perder las mismas) y a la vez con tantas prohibiciones (para poder garantizar esas comodidades) que perderá el sentido de su existencia. Tal vez esté exagerando pero quiero que leáis atentamente: llegará el dia (si no ha llegado ya) en que multarán a un niño de cuatro años por jugar a pelota en la calle por no hacerlo "en una zona habilitada para ese fin". Estáis avisados.

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