miércoles, 16 de enero de 2008

Paranoia

TYLER.
- Estoy Ourobouros- digo cabizbajo
- ¿Como dices?- dice Jack desde la puerta de la habitación
- Me he metido en mi propio guión...
- Eso es un poco raro ¿no?- dice extrañado
- Es autocomplaciencia, es sonipsismo, es narcisismo, es patético, soy gordo y patético...

El folio sembrado de letras me mira indiferente, como si esto no tuviera nada que ver con él. ¿Hasta qué punto he llegado? Esta mañana me preguntaba que futuro tenía la carrera de criminología. "Tal vez deberías dejarlo todo y zambullirte en tu vocación" pensé. No hay carrera de "escritor" o de creación literaria. Un escritor se forja la vida a punta de bolígrafo, directo desde sus huevos a los lectores, sin editores de por medio, ni censura, ni nada. Me estoy estresando. Me despido de Jack y voy a dar un paseo por el campus. El ambiente es un poco raro, dado que me cruzo con compañeros de clase y profesores (buenos días profesor Hortal, buenos días profesor Rivera, buenos días doctor Corbella) pero también me cruzo con mucha otra gente que no sé de qué conozco. Hay carteles por todas partes anunciando no-sé-qué fiesta. Me topo con un hombre alto y trajeado que me dice que debería tomar un poco de litio justo antes de asestarme una puñalada en el vientre. Me tambaleo cinco pasos y caigo rendido en los brazos de un chico que se arrodilla con cara de preocupado. "Las esponjas nunca tienen un buen día" le digo. Se me nubla la vista. Ruido. Mucho ruido. La gente acostumbra a decir que en situaciones como ésta la vida entera te pasa por delante. Y una mierda. Todo va tan rematadamente rápido que ni siquiera tengo tiempo de describiros cómo es la muerte.

SCOTT. Me incorporo de repente. Me duele la cabeza. Tal vez ayer me pasé un poco con la bebida. Las plantas de maría se mueven plácidamente por el viento que entra por la ventana. He tenido un sueño muy extraño: he soñado que en la facultad un chico caía a mis brazos y me decía que las esponjas nunca tenían un buen día. Le sangraba el vientre y mientras se moría en mi regazo lo único que pude decirle fue "si te hundes, disfruta del baño". Josh y los demás están durmiendo en el comedor. Debería llamarla. Me doy una ducha. Me masturbo. Cojo prestada la botella de Jack Daniel's medio llena del comedor. Me voy Camino por los jardines del campus con tranquilidad, pensando en la fiesta de esta noche. Por lo visto la van a armar gorda. Me tumbo en el césped y me coloco la botella de whisky en la boca, como si fuera una pelota de golf y mi boca fuera el soporte. Dicen que para la resaca lo mejor es beber alcohol, porque al fin y al cabo, la resaca no es mas que una carencia que siente el cuerpo, lástima que no pueda vencerla, porque alguien patea la botella que se rompe en mil pedazos después de que el cuello de la misma me jodiera la mandíbula.

- ¿Creías que no te encontraríamos, mamonazo?
La jodimos.

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