sábado, 8 de marzo de 2008

Mi cama

Estás bien. Estás a gusto. Calentito. Te acurrucas un poco mas bajo el edredón y sonríes inconscientemente de placer. Restriegas tu mejilla contra el cojín. Cambiaste las sábanas hace dos días y ahora tienen un tacto agradable. Una vuelta, y otra vuelta, y no cabes en ti del gozo que da estar hasta tarde en la cama. Y abres los ojos. Y te despiertas. Y en un segundo una imagen cruza fugaz tu mente sembrando tu alma de tristeza. Te encoges. No, no es un sueño. Una vuelta, y otra vuelta, y esa imagen sigue rebotando por tu cerebro para que te quede bien claro lo desgraciado que eres. Y lloras. Y lloras. Y lloras. Pero ya no recuerdas llorar, amigo. Y cierras los ojos y deseas volver a estar dormido. O muerto. Pero no importa, piensas, dentro de un rato, mi sonrisa será cierta, incluso para mí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

alaaaa q triste!!!!

me estaba gustando mucho hasta q te asta el final... aunque creo q te voy a robar, como ya te dige una vez, parte de tu escrito ^^ soy una ladrona de inspiración ;p

{Luli}