Vadrum
Y lo que me mola de este tío no es que sea el puto amo y lo sepa, lo que mola es lo bien que se lo pasa aporreando la bateria, joder! Aquí os dejo dos covers de metallica y de los simpsons.
Un blog absurdo
Y lo que me mola de este tío no es que sea el puto amo y lo sepa, lo que mola es lo bien que se lo pasa aporreando la bateria, joder! Aquí os dejo dos covers de metallica y de los simpsons.
Flipada cósmica de Nicolas Easter sufrida a las 20:53 1 comentarios
Me miro al espejo y sonrío. “Zorra” pienso. ¿Debería afeitarme? Hubo una chica que en una ocasión me dijo que le gustaba con barba, que eso me daba pinta de guarrete. Tal vez dejarme perilla, aunque me queda muy artificial. Tal vez dejarme imberbe, aunque necesito algo que tape mi cara de niño. Joder, vaya pelos. No te lo puedes cortar ahora. Coño, deja de sonreír, mamonazo. Café con leche, patata con atún y un polvorón. Lo único que me gusta de la navidad. Vago por la casa con el pantalón de chándal manchado de pintura que uso a modo de pijama y con el “peluquín” típico de recién levantado. ¿Y ahora que hago? ¿Por qué me haces sentir así? “Zorra” pienso. Me lavo los dientes mientras sigo sonriendo al espejo. El gran Rafita suena de fondo desde el ordenador. “...pelota, punto, partido, se acabó, se finito, un tiro que iba hacia el agua, me ha tocado y hundido...”. Recuerdo el conciertazo en el Apolo. ¿De verdad me gustó mucho, fue por la compañía, o fue por el alcohol? Recuerdo que me envió un mensaje en medio del concierto. “Zorra” pienso. “Zorra”. Hago mala cara. A los 21 años ya noto el paso del tiempo. Empalmo un día y una semana de penitencia. ¿Debería darme un baño para relajarme antes de ir o mejor quedo con alguien para tomarme un par de birras? “Zorra” pienso. ¿Por qué me haces pensar tanto? Me planteas mas dudas en un solo día que las que debería tener cuando me planteo mi futuro incierto. “Zorra” pienso, y sé que lo pienso simplemente porque me duele sentirme así, me duele sentirme bien, me duele sentirme bien por tu culpa, porque luego llega el frío. “Zorra” pienso, aunque sé que sólo lo pienso para engañarme a mí mismo, me intento sabotear sin éxito con psicología inversa. Pero el mundo no desaparece cuando cierras los ojos ¿verdad? ¿Por dónde iba?
Flipada cósmica de Nicolas Easter sufrida a las 19:32 1 comentarios
Era una de esas chicas que te hacen plantearte el dilema de si darle gracias a dios por haberla hecho tan perfecta o cagarte en él por no ponerle el culo debajo de los pechos para poder ver ambos de un solo vistazo. De esas chicas que te hacen pasar la tarde junto al teléfono esperando una llamada. Que te hacen sonreír con una sonrisa y que te hacen soñar con una mirada, que te mandan al cielo con una caricia y ojalá te devolvieran a la tierra con un beso. Es de esas chicas que no hay más que una (al menos para cada uno) así que no se porqué hablo en plural. Esas chicas que tienen un don y una cruz, te hacen sentir el único tío en la tierra con cada uno de sus gestos, pero cuando se van, y cuando se van no vuelven, llega el frío con la misma intensidad que llegaron todos esos sentimientos de esperanza. Esa chica, que por una noche te hace sentir orgulloso de quién eres y de cómo eres. Esa chica capaz de quitarte todas las preocupaciones a fuerza de labia. Esa chica, que al dejarte sólo permite que vuelvas a entrar en razón, que te quites todas esas tonterías de la cabeza y que veas las cosas como cualquier mortal. Esa chica que te volvía estúpido, que te hacía bailar a su son. Esa chica que te cegaba. Esa chica de la cuál hablas con cierta molestia, incluso odio, y eso te jode porque significa que le das demasiada importancia, porque sabes que todo ese odio se volverá a convertir en estupidez cuando ella vuelva a dirigirte la palabra. Y todo por ser simple como un tío, sencillo. Por no querer jugar a sus juegos rebuscados de indirectas, trampas y pruebas. Esa chica de la cual si hablo mal es sólo para contrarrestar el rechazo que siento, si hablo mal es sólo por la necesidad de sentir algo hacia ella, porque en el fondo, por mucho que no me guste, lo siento. Y por eso, le dedico esta canción, sin ningún tipo de rencor.
PD: Edu, gracias por enseñarme esa regla
Flipada cósmica de Nicolas Easter sufrida a las 12:18 1 comentarios
Ni yo soy tan exagerado, ni tal vez este sea el mejor anuncio de la historia, pero como tal, hizo su trabajo bien hecho; tanto, como que hasta día de hoy que lo recuerdas.
Geropa!!
Flipada cósmica de Suaggy sufrida a las 13:41 1 comentarios
Nostalgia, admiración y alto grado de incredulidad, eso es lo que siento. Espero que os suenen
Flipada cósmica de Nicolas Easter sufrida a las 21:27 0 comentarios
Lo que puede hacer una guitarra un bajo, una bateria y la voz de un hombre
Afortunados los que saquen un poco de fuerza de ello.
Un clásico
Flipada cósmica de Suaggy sufrida a las 11:38 0 comentarios
Esto ya no es lo que era
Sin embargo han crecido, aunke... dema$iado rápido. Es casi imposible evitarlo.
Flipada cósmica de Suaggy sufrida a las 11:38 0 comentarios
Me gusta el olor a sudor por la mañana. Huele a... victoria. Me despierto cansado y con cierto rastro de resaca, pero el ver esa melena negra esparramada por el cojín me hace despertarme bruscamente. Me inclino sobre su cuerpo, que yace recostado de lado y respirando apaciblemente, por tal de verle la cara deseando que toda esa belleza que me embargó ayer en la discoteca no fuera producto de la borrachera que llevaba encima. Miro esos ojos ligeramente rasgados y esa sonrisa angelical y me alegro de que a pesar de tener un ciego considerable sea capaz de no distorsionar del todo los cánones de belleza socialmente establecidos. No quepo en mi gozo cuando confirmo que definitivamente he pasado la noche con una tía buena. Mientras camino en gallumbos por su piso buscando la cocina con el objetivo de prepararme un café me embarga la desesperación de que no recuerdo nada de lo que ocurrió después de llegar a su piso. Acostarme con una diosa no es algo que me ocurra a diario precisamente, y para un día que ocurre ¿voy y lo olvido sin más? Esto no puede ser. Rebusco en armarios y estantes buscando el ansiado café y hago una mueca de satisfacción cuando lo encuentro. Recuerdo que bailó bastante rato conmigo antes de proponerme ir fuera a fumar un cigarro. Ante su propuesta yo no sabía como reaccionar, estoy acostumbrado a que las chicas bailen conmigo, incluso arrimando cierta cebolleta, pero nunca había pasado de ahí. Me gusta pensar que les gusta bailar conmigo porque a pesar de que van a acabar follándose a otro, el rey de la pista soy yo (o eso es lo que me dice mi amigo Jack Daniel’s), pero la cruda realidad es que a nadie le gusta estar en una discoteca con un grupo de amigos si hay un bulto anclado a la barra observando cada meneo de cadera que hacen las féminas de las inmediaciones. No se porqué ayer fue diferente, la cuestión es que al cabo de un momento estábamos en un callejón, en manga corta en pleno diciembre y sudados de arriba abajo. A partir de ahí empezó el famoso tanteo del que ya me habían advertido. Así como un macho, si por él fuera se lanzaría a beberle el alma a morro a la chica en cuestión, las mujeres prefieren competir, y quiero resaltar la palabra competir, en un juego tan complicado como carente de sentido: el flirteo. No me pidió que la abrazara, me dijo que tenía frío. No me preguntó si estaba guapa, empezó a juguetear con su pelo mientras yo le frotaba los brazos para que entrara en calor. No me preguntó si me gustaba, se giró y plantó su espalda en mi pecho, dejando que mi entrepierna contestara por mí. Cuando la presión del pantalón era ya evidente e indisimulable no me dijo que la besara, se limitó a alzar la vista por encima de su hombro y mirarme a los labios. Con eso, se supone que yo debía interpretar que quería un poco de amor vía oral. Pues como estoy un poco verde en el tema, me quedé mirándola esperando a que me dijera algo, obviamente. Al fin consigo descifrar el modo de poner en marcha el puto microondas y me quedo mirando como la taza de café gira sobre sí misma durante dos minutos y medio. Cuando se cansó de esperar se giró y rodeó mi cuello con sus brazos y optó por la misma táctica que antes, esta vez a dos centímetros de mi boca. Supongo que aquí ya no había lugar a dudas, e incluso un cateto como yo sabía a lo que iba. Así que la besé.
No sé cuanto tiempo me pasé besándola mientras la empotraba violentamente contra el escaparate de un comercio local. No sé si estuvimos cinco minutos o media hora. Sólo recuerdo nuestras lenguas jugueteando en boca ajena, dando vueltas y vueltas, entremezclando el sabor de mi whisky con su gusto a vodka. Recuerdo que llegó un momento en que no aguantábamos más la presión de nuestras respectivas lívidos y, entre jadeos de desesperación y ansia contenida, decidimos coger un taxi que nos llevaría a su apartamento. El timbrazo del microondas hace que le vuelva a prestar atención. Abro la puerta del aparato y bautizo la taza con un chorrito de leche fría y dos cucharadas de azúcar. Recuerdo que en el taxi ella tenía la mirada fija en la carretera y la cubría un manto de oscuridad que, a pesar de la luz que entraba por la ventanilla, sólo dejaba entrever sus preciosos ojos. Sin que ella despegara la mirada de la luna delantera, su mano empezó a frotar con ternura mi pantalón y éste le contestó “adelante”. Bajó con sumo cuidado la cremallera e introdujo la mano calmadamente bajo mis calzoncillos. Lo hizo con tanta templanza que prácticamente parecía que sólo quería explorar el terreno. Supongo que no hace falta que os explique lo difícil que me resultó no gritar y fingirle al espejo retrovisor que estaba observando la ciudad de Barcelona pasando veloz por las ventanas del taxi.
Una vez llegados a su piso sobraban las palabras y la ropa. Nos besamos mientras nos desnudábamos desde el recibidor hasta la alfombra que hay en frente de su cama. Recuerdo que eso me dio morbo: el que no hubiéramos sido capaces siquiera de llegar a la cama. Recuerdo que en ropa interior me pareció de las cosas mas bonitas que había visto jamás. Era esbelta y tenía el cuerpo firme. Y cómo me arañaba la espalda... Al girarme en busca de la nevera veo una silueta plantada en el marco de la puerta de la cocina. Lleva una de esas bragas que parecen pantalones ultra-cortos, y una camiseta que deja pocas dudas a la imaginación. Pelo despeinado y mirada risueña y una sonrisa. “Buenos días” dice.
Flipada cósmica de Nicolas Easter sufrida a las 00:06 0 comentarios
Y de parte de otra mente enferma viciada a navegar por youtube (aunque él prefiere que lo llamen Batto) nos llega este peculiar show que lo primero que me hace pensar es en la de videos brillantes que nos debemos estar perdiendo sólo por no tener ni zorra de inglés. Así que ahí os lo dejo, para que veáis que aquí no solo hay "flipadas cósmicas" (concepto inventado por el suaggy en un momento de lucidez extrema para dar nombre a las típicas idas de olla) y chinos tocando flamenco al ukelele, también hay ventrilocos!
Flipada cósmica de Nicolas Easter sufrida a las 11:54 1 comentarios
Supongo que es triste que te sorprenda la sonrisa que ves tras el espejo. No me importa, la cuestión es que se ha despertado conmigo y me encanta. Mi cara ha cambiado por completo. Tengo los ojos mas abiertos a pesar del sueño y me muevo de forma diferente. Estoy contento. Recuerdo escenas sueltas de la noche pasada y con cada una de ellas me emociono como un adolescente después de su primer beso. Voy a la cocina y sonrío mientras me preparo el desayuno. Me planto ante el ordenador y sigo sonriendo, viviendo del ayer. Me ducho a ritmo de Rafa Pons, y noto que me cuesta cantar. Sí, he dicho cantar, me cuesta cantar porque esa sonrisa tan abierta es ya tan exagerada que me duele la mandíbula. A media mañana hago una breve visita al consejo de sabios para comentar la jugada y para que me dieran su dosis de crítica directamente a la vena, y después de concluir con el veredicto de que actué errado sellaron la reunión con un último consejo. Más vale “so” que “arre”. Salgo convencido de lo evidente, un poco mas bajo de ánimos, quizá. Pero igualmente feliz.
Recuerdo miradas. Miradas intensas y prolongadas que ninguno de los dos tenía ganas de cortar. Silencios eternos que ambos disfrutábamos sencillamente con la sonrisa del otro. Recuerdo un pie nervioso bajo la mesa. Recuerdo caricias cómplices en la pierna. Risas y sonrisas. Contacto. Piropos. Miraditas. Arqueamientos de cejas. Mas sonrisas. Miradas que me atrevería a tachar de lascivas. Pero por encima de todo recuerdo mi deseo. Recuerdo lo mucho que me gusté yo mismo mientras hablaba con ella. Recuerdo lo bien que me hacía sentir cada una de sus miradas. Está claro. No actué como debía. Me lo dicen incluso las galletas de la suerte. Me lo dice incluso la música que escucho en el baño mientras recuerdo, eso sí, con una sonrisa en la cara, la magia que me embargó anoche: “el cigarro se consume, niña, hagamos un resumen, pero en calma.
Flipada cósmica de Nicolas Easter sufrida a las 18:43 0 comentarios
Es difícil de oblidar unas imágenes que vi en mi infancia, donde el cordobés salía en gayumbos en un vestuario, tirandose de rodillas por el suelo celebrando una victoria futbolistica (recordar que el tío es torero), de allí salió posteriormente un truco conocidisimo al que bautizaron como 'el cordobés'.
Como eso es material altamente confidencial, veamos un video de como ''calienta'' el hombre antes de un partido de futbol: como un boxeador xDD
P.D: Arús y Sergi Mas!
Flipada cósmica de Suaggy sufrida a las 10:54 0 comentarios
- ¡Mierda, mi cigarro! ¡Se me ha caído!– dice Jonás rebuscando por debajo del asiento del copiloto del coche mientras Yona lo mira con una mirada de desaprobación poco antes de arrancar.
Jonás se había presentado a la cita un poco tarde y con una turca encima que apenas se sostenía en pie. Y todavía no eran ni las diez. Nos reunimos con el resto de la trouppe y nos separamos en dos coches. De camino al restaurante Jonás nos explicó a Yona y a mí lo bien que se lo había pasado en la cena de navidad a costa de la empresa y lo mucho que había amortizado la barra libre, aunque esto último no era necesario que lo dijera. Llegamos al restaurante y se pidió una cena abundante acompañada de un café solo. El resto estábamos atentos a cada una de sus palabras alcoholizadas y cada uno de sus gestos. Habíamos pedido vino para cenar para ver si conseguíamos alcanzarle el ritmo a Jonás, pero lo cierto es que ya nos lo pasábamos bien viendo lo que hacía y decía, disfrutando por primera vez desde hacía tiempo de una sobriedad absoluta. A lo largo de la noche fuimos caminando Borne “paquí” Borne “pallá”, de bar en bar buscando uno donde sentirnos cómodos y poder emborracharnos a buen precio. Esa noche quemábamos el último cartucho de la semana y le pegábamos el primer viaje del mes a la cuenta corriente. Esa noche vivíamos y moríamos por echar litros y litros a nuestras tripas cerveceras, pero sobretodo esa noche era para nosotros. Tarde o temprano empezaron a darse las primeras bajas con excusas ya estereotipadas y dadas de sí como “mañana trabajo” o “la parienta me espera despierta”. Un poco más desanimados, porqué no decirlo, Jonás y yo proseguimos con nuestra ruta de borrachuzos por un par de bares más, hablando primero de tonterías, luego de traumas infantiles, luego de lo buenos amigos que éramos para volver finalmente a las tonterías. Al salir del último bar que íbamos a visitar esa noche, Jonás casi se olvida su bufanda colgada en el asa de la silla y yo la recogí mientras él pedía la cuenta.
Una vez fuera, de camino a casa y abrigado con la bufanda de Jonás, éste me dijo que me la quedara. Que era una bufanda que en su momento él no pudo permitirse, pero que ahora que la tenía prefería que me abrigara a mí en las noches gélidas y que esperaba que significara para mí lo que en su momento significó para él. Lo cierto es que no recuerdo casi nada de lo que me dijo, pues en aquél instante estábamos en el momento álgido de la borrachera. Sólo recuerdo que me soltó un discurso tal que no me arrancó las lágrimas de puro milagro y que no supe que decir ni cómo agradecérselo. Seguramente me quedé callado o le solté alguna tontería para romper un momento tan emotivo. Alexitimia. Así es como se llama y hace poco que descubrí que tenía nombre. “Incapacidad para saber ni expresar verbalmente como se siente uno mismo”. Y es por eso que evito los momentos serios y no tolero que nunca nadie diga algo excesivamente bueno de mí, no sé ni como tolerarlo y se me quiebra la voz a la hora de agradecer un cumplido. La cuestión es que no supe decirle a Jonás lo mucho que significó eso para mí, a pesar de que la situación estuviera provocada, si no totalmente sí en gran medida por las grandes cantidades de alcohol que habíamos consumido esa noche. La cuestión es que me sentí bien, y también me sentí bien esta mañana cuando sentía ese calorcito recorriendo mi nuca, pues me había puesto mi nueva bufanda.
Flipada cósmica de Nicolas Easter sufrida a las 00:17 1 comentarios
Soy consciente de ke muy poca gente pillará este video; pero vet aquí una comparativa de los Dos tiempos VS los Cuatro. Solo hay que ver lo chalados que estan estos de los 2T
jajajaja
P.D: com diria el mastah, doncs depén de l'ús que li donguis; pero como se ha visto, ¡¡¡¡estas suenan mejor por dios!!!!
Flipada cósmica de Suaggy sufrida a las 12:27 0 comentarios
mira, no se xk, pero pese a ke es un yonki, cuenta muy bien las cosas este hombre
la droja amigo, la droja
Flipada cósmica de Suaggy sufrida a las 00:04 0 comentarios
Escuelas de Pedralbes piden parking de autocares sobre la ronda
Cuatro escuelas de Pedralbes plantean cubrir un tramo de la ronda de Dalt para crear una ´miniestación´ reservada a autocares escolares y coches
Más, aquí: http://www.lavanguardia.es/lv24h/20071201/53414895744.html
Y yo me pregunto... ¿anda y porqué no se van a tomar por el culo?
¿Mas dinero = más privilegios?
Flipada cósmica de Suaggy sufrida a las 11:48 0 comentarios