miércoles, 27 de febrero de 2008

Sueños

Rompamos la utopía, dejemos de soñar. Es algo tan estúpido como perseguir a tu amor platónico o aspirar al nirvana. Son conceptos contradictorios en sí mismos, que desafían la lógica y que únicamente nos sirven para hacernos necias ilusiones sobre lo que hubiera o hubiese podido ser. Despiertan el ánimo y abren las sonrisas, eso es cierto, pero esa satisfacción es tan intensa como irreal como breve y como fatídica, pues tarde o temprano, queramos o no, nos vamos a meter la gran estampada. Y es entonces cuando comprenderemos la naturaleza de nuestros deseos, cuando descubramos que no eran otra cosa que... mentiras. Mentiras que nuestro subconsciente camufla como reales simplemente por aligerar la presión de nuestra olla, para desviar la atención de las cosas a las que sí podemos aspirar, o tal vez lo haga simplemente porque el niñato estúpido que llevamos dentro disfruta viendo como nos retorcemos de dolor ante la impotencia de olvidar nuestros inalcanzables deseos y nuestras aspiraciones más imposibles. Mentiras que nos hacemos para ser felices, para ocultar la cruda realidad. Supongo que es un mecanismo de defensa tan viable como cualquier otro. El caso es que cuando nos percatamos de lo estúpidas de nuestras ilusiones nos sentimos aún peor que si, de buenas a primeras, ni nos las hubieramos planteado. Caballeros, a mano alzada ¿a cuántos de vosotros os ha supuesto algún problema el hecho de que Angelina Jolie sude de vuestra puta cara? Correcto. Y por último, un mensaje para los optimistas con la máxima de -lo posible se hace y lo posible se intenta-. Si intentáis algo es para conseguirlo ¿no? Porque también os guiáis por eso de -hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes-. Pero si lo conseguís ya no es imposible ¿por lo tanto que sentido tiene esa frase?

martes, 26 de febrero de 2008

Dos bares

Al salir del lavabo ella viene directo hacia mí y me estruja con ternura el pelo de la nuca. Se inclina por encima del respaldo del sofá y me susurra al oído que la acompañe fuera un rato. Sólo con notar el soplo de su aliento en mi oreja se me erizan los pelos de todo el cuerpo. Me disculpo del resto de los colegas allí presentes y me levanto entre miradas de sorpresa y susurros de "éste hoy pilla". La sigo a lo largo del bar y mientras le pego un repaso de arriba a abajo me pregunto si el súbito acelerón que acaba de pegar mi corazón es un mensaje que me envía mi propio cuerpo para suplicarme que esta vez no la cague. Al salir del garito avanzo con el paso firme y el alma insegura hacia ella y en cuanto se gira hacia mí le asesto un beso en plena boca. Al principio sólo puedo pensar en mi boca temblorosa y en si sería correcto rodearla con los brazos, luego me relajo al disfrutar de la textura de sus labios, y me entristezco cuando ella me aparta bruscamente de un empujón. "¿Que leches haces?". Me quedo callado ante la estúpida obviedad de la respuesta que se me pasa por la mente. Hago una mueca de lástima mientras urgo en el bolsillo de mi chaqueta en busca del paquete de tabaco. Mi mano está tan nerviosa que se me cae al suelo. Mientras me agacho para recogerlo pienso que al menos así ella puede pensar que tal vez voy borracho. La excusa perfecta. Eres idiota, Joel. El cigarro no dura ni dos segundos en mi boca, pues ella me propina una bofetada y el cigarro sale volando por la comisura de mis labios. Y no me da tiempo de pensar en mi cigarro desperdiciado antes de que ella me empotre contra la fachada del bar y me empiece a besar.

***

Me estremezco con los primeros acordes que oigo de la guitarra, pues en un instante mi cerebro recorre los greatest hits de mi vida y sin duda ésta canción formaría parte de la banda sonora de las aventuras y desamores de Joel Barish. Además tengo el placer de disfrutarla en buena compañía, en directo, con una cerveza en la mano y con un ligero y creciente sentimiento de "soy la polla" alimentado únicamente por el alcohol. Son las doce y dos minutos de la noche, y pienso que ésta es la mejor forma de empezar el día. Los buenos días no empiezana a las siete de la mañana levantándote animado para ir a trabajar, los buenos días empiezan así. Entre sorbo y sorbo de la rubia que hay entre mis manos canto cual gilipollas la parte de la letra que me sé intentando memorizar las notas del estribillo. Soy un proyecto de cantautor frustrado. Soy un proyecto de escritor frustrado. Soy un proyecto de actor porno frustrado. ¿Siempre dejo las cosas a medias o sencillamente no hay nada que se me dé bien? Y hablando de cosas que no se me dan bien, mi acompañante hace rato que se ha plantado ante mí mirando mi cara de emoción. Dejo de mirar al escenario para clavar mi mirada en su mirada y me percato de que algo raro ocurre. Me mira de forma extraña. Me imagino la cara de imbécil que se me debe quedar cuado la miro tan de cerca, con una sonrisa de oreja a oreja deformándome la cara. Me da igual la cara que debo tener. Me gusta mirarla. Que idiota eres. Me concentro en la música y me entristece pensar que está llegando a su fin. Me doy cuenta de que llevo un rato mirándole los labios y me doy cuenta de que llevo un rato pensando que me gustan y evidentemente, mi super-yo, que siempre está al acecho, me deleita con un pensamiento fugaz aunque contundente que dicta un "ni lo intentes". Pero que idiota eres. Pego un ligero suspiro con la intención de expulsar las crecientes ansias de hacer lo indebido y niego levemente con la cabeza mientras sueño con esos labios que todavía estoy mirando. Es entonces, cuando estoy a punto ya de apartar la vista para irme a la barra a emborrachar, cuando ella sencillamente dice "hazlo". Aunque con lo raras que son a saber a lo que se refiere ¿no?

domingo, 17 de febrero de 2008

Ajà. . .

Veamos que es capaz de hacer este hombre con un par de verduras:



Cagüen la püta, en la prisión deben haber miles de estos inventos. . .

sábado, 16 de febrero de 2008

Al fin...

miércoles, 13 de febrero de 2008

¿Me miento a mí mismo para ser infeliz?

Me arrastro por la vida buscando la tragedia. Al fin y al cabo ¿si la vida fuera perfecta que sentido tendría vivirla? Desde donde estoy solo puedo mirar hacia arriba, y eso reconforta. Me tachan de pesimista y fatalista y la gente no se da cuenta de que mi actitud es la única forma de que la vida no me sorprenda. Camino firme con un “me la suda” grabado a fuego en la cara. “Sólo cuando lo hemos perdido todo somos libres para actuar”. No recibo ningún tipo de placer sexual por el hecho de ir de mártir por la vida pero, eso sí, caminas por la calle con una tranquilidad que muchos anhelan, la tranquilidad que te da el hecho de que ni siquiera te importe que te atropellen. Me revuelco yo mismo en mi propia mierda, vuelta y vuelta, acostumbrándome a la amargura intrínseca en la propia existencia. Pues sin lo amargo, lo dulce no es tan dulce... y a la inversa.

Pero hoy, en un alarde de la extrema estupidez que he ido arrastrando de lastre durante toda mi vida, he vuelto a caer. Arriba mis ilusiones y abajo mis defensas. Expuesto, me siento expuesto sencillamente por sentirme un paso mas cerca de la realización personal, un peldaño más alto desde el cual caer cuando vuelva a tropezarme. “Sonríe todo lo que quieras...” me digo “... que ya verás como la ostia te cogerá con la boca abierta”.

Prefiero no hacerme ilusiones, pues lo único que traen son frustraciones. Y ahora toca sanarse. Ahogar las penas a base de polvos sin sentido, chupitos de vodka y atracones de comida basura. Y tal vez dentro de un tiempo, pueda volver a dormir plácidamente en el fondo de mi pozo maloliente.

jueves, 7 de febrero de 2008

Coffin'

Coge un BMW viejo y estampalo (antes lo has pintado de amarillo canario), imagina ir dentro.
Ni los ricos de época se salvaban por tener un cochazo, ahora, mucho joputa anda suelto y corre como si le fuera la vida en ello.



Uhmmmmmmm Ñam !

F.U.C.K In A Smart

¿Puede un Coche hacer un invertido, o un manual?
Ante tal estúpida pregunta solo cabe preguntarse, ¿es eso posible?
¿Como es que alguien escoge gastar su dinero, su tiempo, y su perícia en poner un motorazo a una mierda semejante?

En fin. . . AL final del video esta la respuesta




Gente para todo. . . . .

Spot's

Algún Día (espero ke no llegue nunca ese día), los anúncios de televisión y campañas publicitarias del estado, estarán creadas por mentes perversas como las de Sixtolo; El creador de 'Comeme el Culo'.

Aqui podeis ver un claro ejemplo con un '''anuncio''' de la DGT y el uso del cinturón & velocidad.


P.D: ¡ay si el Kike conduciera!

martes, 5 de febrero de 2008

Déjame conservar este recuerdo...

Incluso mis sueños me gastan bromas pesadas. O eso o mi subconsciente es un cachondo. Sólo sé que estoy en una fugoneta yendo hacia no-importa-dónde mirando con cara de melancolía por la luna trasera. En un semáforo de lo que parece ser la calle Marina veo que por detrás nuestro cruza una chica en bici. Cruza LA chica en bici. Y me ve. Y se detiene. No decimos nada ni nos hacemos ningún gesto, pero ambos sabemos lo que está pensando el otro. Estamos todavía atónitos ante la clásica jugarreta del estilo "no puede ser" del destino. Parpadeamos y no nos lo creemos todavía. Una sonrisa empieza a asomar por la comisura de nuestros labios mientras nos planteamos durante tan sólo un instante si debemos acercarnos y hablar o si debemos seguir nuestro rumbo y no darle importancia a un simple encuentro casual. La chica en bici comienza a acercarse a mí y yo, ansioso perdido, me dirijo a la puerta de la furgoneta, que por cierto ahora es un autobús, y la golpeo para que el conductor la abra. Al abrirse la puerta suelto un soplido de alivio al verla frente al autobús, esperándome sonriente. La bici ha desaparecido y curiosamente ahora estamos en lo que parece Vía Layetana. Un instante de silencio que sólo admite un "estaba deseando verte" como traducción y me bajo del autobús. Caminamos por una de esas calles que parecen callejones del Borne, Ciutat Vella o del Rabal, ininterrumpidamente cubiertas de un líquido que prefieres pensar que ha salido de las mangueras de un camión de la "barcelona neta". La miro mientras hablamos de lo casual de nuestro encuentro y de la poca importancia que tenían las cosas que nos dirigíamos a hacer en ese momento en comparación con la posibilidad de estar un rato juntos. No la recordaba tan alta, pero no me importa. La coversación pierde importancia en el momento que, aún caminando, le acaricio levemente la nuca y la atraigo lentamente hacia mí, y sorprendentemente no ofrece resistencia. Es aquí cuando me planteo que quizá esto sea un sueño. Me empuja contra una pared mugrienta y me sigue besando con cierta pasión. No lo voy a pintar todo de color de rosa: el beso deja bastante que desear, y es aquí donde sé que es un sueño, pues me gusta pensar que en la realidad no sería así. No me importa que sea un sueño, estoy en el momento de "disfruta y calla, coño". Seguimos besándonos mientras el sucio callejón se convierte en la sección de mochilas de montaña de un Decathlon imaginario. Sé lo que estáis pensando: ¿a santo de qué? La cuestión es que un trabajador de la susodicha cadena está ordenando las mochilas y percibimos que le estorbamos. Al fin y al cabo estábamos empotrándonos el uno al otro contra las mochilas mientras seguíamos intercambiando bacterias.

Supongo que fue entonces cuando desperté e intenté deducir la hora a partir de la claridad que asoma por la ventana. "Cerca de las once" pienso mientras me incorporo con el "eterno amanecer de la mente limpia" grabado en la cara. Que me siento desgraciado, vamos.